Lunes 18 de Agosto de 2025

7 de marzo de 2025

¿Por qué nos cuesta tanto decir que “no”?: una batalla interna que debemos ganar

¿Por qué tantas veces decimos que sí cuando querríamos decir que no? ¿No sería más fácil nuestra vida si lo hiciéramos? Lo central sería el hecho de no sentirnos obligados a hacer algo que no deseamos. Pero no es fácil decir que no. Y según investigaciones no hacerlo atenta contra la salud

>Un hombre toca el timbre en la casa del vecino.

-No puedo, la estoy usando.

Indignado, le dijo:

-Ese es su uso, contestó su dueño, dando por terminada la conversación.

El protagonista de esta historia es un personaje legendario de la literatura de medio oriente, célebre por sus anécdotas llenas de sabiduría y humor.

Desconozco el vínculo entre estos vecinos, pero lo central me parece que es el hecho de no sentirnos obligados a hacer algo que no deseamos. ¿Por qué tantas veces decimos que sí cuando querríamos decir que no? ¿No sería más fácil nuestra vida si lo hiciéramos? ¿No nos evitaríamos algunos problemas de salud, incluso graves, al dejar de traicionarnos a nosotros mismos?

Al indagar por qué tenemos tanto miedo al rechazo, la ciencia encuentra razones diversas, que van desde malas experiencias que pudimos haber vivido en la infancia y nos marcaron, hasta raíces antropológicas.

A su vez, diversas investigaciones vienen comprendiendo que nuestro pánico a ser rechazados tiene raíces biológicas. Nuestra especie, como cualquier otra, sabe que estar aislado es sinónimo de vulnerabilidad y mayor riesgo de ser presa de los predadores. Estar dentro de una manada tiene una función clave: tener mayores chances de sobrevivir. Entonces, ¿cómo poner en riesgo nuestra supervivencia, aislándonos de compañeros que llegado el caso podrían ayudarnos a defendernos?

Por eso no es fácil decir que no.

“Me pasé tan ocupado en cumplir con los demás, que no me quedó tiempo ni energía para cumplir conmigo mismo”, me dijo una vez una persona.

-¿Y qué hubieras querido hacer?, le pregunté.

Su respuesta me resultó desoladora. No solo no puede hacer lo que desea, sino que ni siquiera se puede ocupar de averiguar qué es. Tantos años, décadas, pendiente de agradar a los demás, que no sabe ni qué quiere.

Por eso, un paso central en nuestras vidas es ser capaces de empezar a decir que no. Dejar de sentirnos obligados a decir que sí a todo. Si decir que no, nos resulta un abismo porque creemos que no tenemos margen de defraudar al otro, es hora de darnos cuenta de que esa actitud no es gratis. Traicionarnos a nosotros mismos nos enferma. Y no estoy hablando de no ser solidario ni dejar de ayudar a personas que lo necesitan, sino a dejar de sentirnos obligados a actuar así.

Juan Tonelli Autor de Un elefante en el living, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar. Speaker.

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