17 de diciembre de 2025
Qué son las estrellas monstruosas, los gigantes extinguidos que explican los agujeros negros más antiguos

El telescopio espacial James Webb detectó huellas químicas de estrellas colosales que brillaron poco después del Big Bang y cambiaron para siempre la historia del universo
El descubrimiento no solo aporta una pieza clave para entender cómo evolucionaron las primeras galaxias, sino que también ofrece una explicación plausible para el origen de los agujeros negros supermasivos más antiguos del universo. En lugar de crecer lentamente a partir de restos estelares comunes, esos colosos habrían nacido ya con una ventaja decisiva, como herencia directa del colapso de estas estrellas monstruosas.
La clave del hallazgo se encuentra en la química. En astronomía, la composición de una galaxia funciona como un archivo histórico. Cada estrella deja rastros de los elementos que produce y dispersa al morir, y esos elementos permanecen como testigos del pasado. En el caso de GS 3073, el telescopio James Webb reveló una relación entre nitrógeno y oxígeno de 0,46, un valor extraordinariamente alto que no puede explicarse mediante procesos estelares convencionales.Estas estrellas colosales quemaron helio en sus núcleos, produciendo carbono. Ese carbono migró hacia capas externas, donde reaccionó con hidrógeno y dio origen al nitrógeno mediante el ciclo carbono nitrógeno oxígeno. A diferencia de estrellas más pequeñas, las intensas corrientes de convección distribuyeron ese nitrógeno por toda la estructura estelar. Con el tiempo, el material enriquecido escapó al espacio y contaminó el gas circundante durante millones de años.
En 2022, los investigadores publicaron un trabajo “Nuestro último descubrimiento ayuda a resolver un misterio cósmico de 20 años. Con GS 3073, tenemos la primera evidencia observacional de la existencia de estas estrellas gigantescas”, declaró el doctor en Biología Daniel Whalen, del Instituto de Cosmología y Gravitación de la Universidad de Portsmouth.
Según Whalen, estos gigantes cósmicos habrían brillado intensamente durante un breve periodo antes de colapsar en enormes agujeros negros, dejando tras de sí las huellas químicas que podemos detectar miles de millones de años después. Algo así como los dinosaurios en la Tierra: eran enormes y primitivos. Y tuvieron vidas cortas, viviendo tan solo un cuarto de millón de años, un abrir y cerrar de ojos cósmico.Uno de los aspectos más relevantes del descubrimiento es lo que ocurre al final de la vida de estas estrellas monstruosas. A diferencia de muchas estrellas masivas actuales, que explotan como supernovas, los modelos indican que estos objetos colapsaron de manera directa. Ese colapso dio origen a agujeros negros con miles de veces la masa del Sol desde el primer momento.
GS 3073 ofrece un ejemplo especialmente sugerente. En su núcleo se detectó un agujero negro activo que podría ser el descendiente directo de una de estas estrellas primordiales. Si futuras observaciones confirman esa conexión, el hallazgo permitiría resolver dos enigmas simultáneos: el origen del nitrógeno extremo y la formación temprana del agujero negro central.
El astrofísico Devesh Nandal, del Instituto de Teoría y Computación del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian, explicó: “Las abundancias químicas actúan como una huella cósmica, y el patrón en GS3073 es diferente a todo lo que las estrellas comunes pueden producir. Su nitrógeno extremo solo coincide con un tipo de fuente que conocemos: estrellas primordiales miles de veces más masivas que nuestro Sol”.El descubrimiento también encaja con predicciones teóricas publicadas años atrás, que sugerían la formación natural de estrellas ultramasivas en regiones del universo temprano dominadas por flujos turbulentos de gas frío. Esas condiciones extremas no existen en el universo actual, lo que explica por qué estas estrellas ya no se forman.
Más allá de GS 3073, el equipo espera encontrar otras galaxias con firmas químicas similares a medida que el James Webb continúe explorando el cosmos profundo. Cada nuevo caso reforzará la hipótesis de que las estrellas monstruosas no fueron una rareza aislada, sino una fase clave en la evolución temprana del universo.Como ocurre con los dinosaurios, su ausencia actual no disminuye su importancia histórica. Por el contrario, comprender cómo vivieron y murieron estas estrellas monstruosas permite entender por qué el universo luce como lo hace hoy, poblado por galaxias brillantes y agujeros negros que nacieron mucho antes de lo que la ciencia imaginó durante décadas.



