INTERNACIONALES
9 de marzo de 2023
A 10 años de la elección de Francisco, el Papa que trabaja por "una Iglesia pobre para los pobres"
El Sumo Pontífice visibiliza las crisis de refugiados y desplazados. Es una de las mayores voces contra el cambio climático. Edificó su tarea pastoral sobre la "misericordia" y la "alegría del evangelio" para promover la fraternidad y la paz a nivel mundial.
El 13 de marzo se cumplen 10 años de la elección del jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio como el papa Francisco, fecha de inicio de un pontificado que impulsa una reforma de la Curia para lograr una "Iglesia pobre para los pobres" y visibiliza las crisis de refugiados y desplazados, al tiempo que se convirtió en una de las mayores voces contra el cambio climático y edificó su tarea pastoral sobre la "misericordia" y la "alegría del evangelio" para promover la fraternidad y la paz a nivel mundial.
La misma noche de su elección, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, Francisco dio la primera muestra de la cercanía con los fieles que mostraría desde entonces y, en un gesto inédito, pidió que fuera "el pueblo" allí presente quien lo bendijera.
En sus primeras palabras, ante una Plaza San Pedro colmada, reivindicó entonces su origen latinoamericano y reconoció que sus "hermanos cardenales" habían llegado "casi al fin del mundo" para cumplir la tarea de dar al mundo un nuevo obispo de Roma, título principal de los Papas.
"Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres", planteó Francisco tres días después de ser elegido como el primer Papa latinoamericano entre los 266 pontífices de la historia de la Iglesia, en un fuerte llamado a la conversión de la Curia tras los escándalos financieros que habían derivado en la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI.
La reforma de la Iglesia que prometió en sus primeras horas como Papa fue el eje central de sus primeros años en el cargo, y en 2013 creó un consejo de cardenales para que lo asesorara en la redacción de una nueva Constitución Apostólica con la que dar las herramientas jurídicas y de organigrama a su proyecto de evangelización.
Nueve años después, el 19 de marzo de 2022, Francisco promulgó finalmente "Prediquen el Evangelio", la Carta Magna con la que le elevó a Dicasterio (ministerio) al trabajo de Evangelización dentro de una serie de cambios con los que busca "hacer más eficaz" la labor de las oficinas vaticanas y en la que incorporó con rango constitucional muchos de sus decretos en temas como lucha contra los abusos o por mayor transparencia financiera en las cuentas de la Santa Sede.
"La nueva Constitución es un punto de partida para las reformas, no de llegada", describió a Télam el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Madariaga, coordinador entre 2013 y 2022 del consejo asesor papal.
A lo largo de sus primeros 10 años como Papa, la reforma de la Curia de Francisco estuvo también centrada en una renovación del Colegio cardenalicio, a través de la elección de purpurados jóvenes y de países no tradicionales, y que redundó en un cuerpo menos europeocéntrico y más atento a las periferias. Ante caso de muerte o renuncia del Papa, son los cardenales que al momento tengan menos de 80 años los encargados de reunirse en cónclave a designar a un sucesor.
En ese marco, tras haber creado 122 cardenales en ocho consistorios, hasta inicios de marzo el 60% de los purpurados con menos de 80 años fueron designados por Francisco. El cambio fue notorio: en 1920 el 90% del total provenían de Italia y el resto de Europa y desde 2022 los nacidos allí representan apenas una cifra por arriba del 40%.
Si sus reformas y la elección de los cardenales marcan el ritmo del pontificado desde el Vaticano, sus viajes fuera de Roma son otra de las formas con la que Francisco lleva adelante su magisterio y con los que expresa preocupaciones puntuales o líneas de trabajo.
En ese marco fue paradigmático su primer viaje como Papa, en julio de 2013, a la isla italiana de Lampedusa, y con el que puso en el centro del debate una problemática que continúa hasta hoy como es la crisis de refugiados y las responsabilidades de recepción de inmigrantes por parte las potencias.
Los viajes de Francisco
Entre los 40 viajes que realizó fuera de Italia, el que hizo en septiembre de 2015 a Cuba y a Estados Unidos es uno de los de mayor impacto, ya que supuso la coronación de la actividad diplomática de la Santa Sede para lograr el histórico deshielo entre ambos países y durante el que dio un discurso en el Congreso estadounidense en el que se refirió a temas como la inmigración, la pena de muerte y la tenencia de armas.Un año antes, Francisco había viajado a la denominada "Tierra Santa", para una visita a Israel, Jordania y Palestina centrada en el diálogo interreligioso, otro de los pilares de su pontificado, y durante la que protagonizó una de las fotos más icónicas de su primera década al abrazarse en el Muro de los Lamentos con dos amigos argentinos: uno musulmán, Omar Abboud, y otro judío, Abraham Skorka.
En 2021, en plena pandemia de coronavirus, el Papa realizó otro de sus viajes de mayor impacto cuando se convirtió en el primer pontífice de la historia en llegar a Irak para una visita de tres días centrada en el rechazo a la guerra y a toda forma de colonialismo, y durante la que vio con sus propios ojos la destrucción causada por la ocupación del denominado Estado Islámico en ciudades como Mosul.
Además de sus viajes, el Papa ha desplegado también varios gestos concretos que transformaron en hechos sus discursos y prédicas.
Un ejemplo fue su visita en abril de 2016 a la isla griega de Lesbos, otro símbolo del drama migratorio del Mediterráneo, tras la que decidió volver a Roma con tres familias de refugiados sirios en el avión papal, inaugurando así los "corredores humanitarios" y que con ayuda de distintas organizaciones han permitido la llegada a Europa en condiciones de seguridad a miles de personas de África y Medio Oriente.
En diciembre de 2021 regresó al campamento de refugiados y volvió a reclamar por la solidaridad internacional para las personas migrantes.
Tres años después, en un gesto de humildad que conmovió a los asistentes, Francisco se arrodilló y besó los pies de los líderes enfrentados en Sudán del Sur con el fin de alentar el proceso de paz en el país africano, tras dos días de un inédito retiro espiritual en el Vaticano, en el que instó al presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, y al opositor Riek Macharel, a implementar un acuerdo firmado en 2018.
Con 86 años cumplidos en diciembre pasado, Bergoglio alcanza su primera década como pontífice recuperado de los problemas en su rodilla derecha que en 2022 lo hicieron postergar viajes y suspender audiencias y con una agenda de actividades y visitas fuera de Italia en la que ya trabaja, incluso para 2024.
En un pontificado con varias frases y gestos que lograron trascendencia mundial, el rezo que el Papa encabezó en soledad en Plaza San Pedro el 27 de marzo de 2020 para pedir por el fin de la pandemia fue quizás uno de los momentos más globales en el que, con una sola frase, resumió varios de los llamados que ha hecho por mayor fraternidad, diálogo y paz.
"Nadie se salva solo", advirtió entonces, en un llamado a la solidaridad mundial que se convirtió en uno de los leitmotiv del magisterio que llegará el 13 de marzo a los 10 años y que el propio Papa planteó que desea continuar hasta que los cambios que impulsa en la Iglesia sean "irreversibles".
Tres encíclicas y cinco exhortaciones en diez años para sostener su proyecto de reforma
A lo largo de su primera década como pontífice, el papa Francisco escribió tres encíclicas y cinco exhortaciones apostólicas en las que ha ido trazando el marco conceptual de su magisterio y que complementan hechos concretos como la promulgación de una nueva Constitución y la creación de cardenales no tradicionales.
Es el propio Papa quien reconoce en ese marco que su exhortación apostólica de 2013 Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) contiene el "sentido programático" central de su magisterio, a partir del estado de situación que traza no solo para la Iglesia sino para un mundo en el que, ya en noviembre de 2013, veía sumido en una "cultura del descarte" con una economía que "mata".
Fue en esa exhortación en la que Francisco dejó planteados además cuatro principios sobre los que organiza su magisterio y que, explicó, "orientan específicamente el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común": El tiempo es superior al espacio; La unidad prevalece sobre el conflicto; La realidad es más importante que la idea y El todo es superior a la parte.
Su segundo escrito de gran repercusión llegó en 2015 con la encíclica Laudato si (Alabado seas), en la que despliega la tradición del pensamiento de la Iglesia junto con el saber científico para trazar un manifiesto en contra de las consecuencias socioeconómicas del cambio climático, y que se convirtió con los años en un texto de referencia para movimientos sociales y políticos de todo el mundo.
"No es una encíclica social", suele definirla Francisco, ya que considera que elabora allí un abordaje integral que supone la preservación del medioambiente "en una dimensión mayor" que incluye, también y en el centro, al ser humano.
Ya advertía entonces las enormes consecuencias del cambio climático sobre los desplazamientos de personas y planteaba la necesidad de una mayor responsabilidad de la política mundial.
En 2020, en esa línea, el Papa publicó su tercer texto epocal, la encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos), un escrito atravesado por la pandemia de coronavirus en el que recoge a pensadores como Martin Luther King, San Francisco de Asís y Mahatma Gandhi para hacer un llamado a la fraternidad universal y convocar a la "amistad social" en medio de conflictos y polarizaciones en aumento.
El capítulo 5 de su hasta ahora última encíclica es, además, una férrea defensa de la política como actividad enfocada en el bien común, en un marco en el que "el mercado solo no resuelve todo" y, tras enumerar los "límites de las visiones liberales", llega a preguntarse si "¿puede funcionar el mundo sin política?".
En 2020, el Papa publicó además la exhortación Querida Amazonía, fruto de sus reflexiones sobre el encuentro mundial de obispos al que había convocado en el Vaticano el año anterior.
"Sueño con una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida", planteó en uno de los 111 párrafos del escrito, a lo largo del que también denunció que "los intereses colonizadores que expandieron y expanden, legal e ilegalmente, la extracción de madera y la minería, y que han ido expulsando y acorralando a los pueblos indígenas".
Otras de sus exhortaciones, Amoris Laetitia (La alegría del amor, 2016) y Christus Vivit (Cristo Vive, 2019), recogen a su vez las impresiones del Papa sobre los encuentros mundiales de obispos dedicados a la familia en 2014 y 2015 y a los jóvenes, en 2018.
En Amoris Laetitia, criticada por los sectores conservadores, el Papa planteó por primera vez la apertura a que "en casos concretos" los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, mientras que en Christus Vivit destacó el papel de la juventud en la evangelización.
En 2018, en tanto, el Papa publicó la exhortación Gaudete et exsultate, en la que ensalzó la figura de los denominados "Santos de la puerta de al lado" en el mundo contemporáneo, para referirse a personas que "viven con nosotros en la vida, que trabajan con nosotros" y tienen virtudes loables, entre otros temas.
En 2013, a los pocos meses de asumir, Francisco publicó la encíclica Lumen Fidei (La luz de la fe), escrita casi en su totalidad por Benedicto XVI y completada por Bergoglio a causa de la renuncia de Joseph Ratzinger.