20 de septiembre de 2024
Susana Giménez: “El ajuste también llegó a la televisión y todos nos damos cuenta de eso”
Este domingo vuelve, después de cinco años. Desde su casa de Uruguay habló de todo con Teleshow: la relación con Antonio Gasalla, cómo ve la televisión hoy, los 40 años de La Mary, su amistad con Mirtha, por qué apoya a Javier Milei y los motivos por los que se retiró del amor
—¿Tenías ganas de volver?
—Después de cinco años alejada, ¿extrañabas la televisión?
—No. Lo pasaba tan bien acá en Uruguay con Mecha (su hija, Mercedes Sarrabayrouse) y mis nietos (Lucía y Manuel Celasco) cuando venían a visitarme, que no extrañaba la tele. Al contrario, decía: “Se me pasaron 35 años sentada en ese sillón”. Por supuesto, divertidísimo y exitoso. Y con compañeros inolvidables e inigualables, como —¿Y qué podés contar de Antonio? ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?—Se habló de un supuesto reemplazo con Caro Pardíaco, el personaje de Julián Kartun. ¿Es así?
—Para el sketch de apertura estuviste en el predio de la AFA con los campeones del mundo, —Nos divertimos muchísimo. No quiero contar de más porque quiero sorprenderlos el domingo, pero lo disfruté un montón. Tuve muchas estrellas invitadas, entre ellas, los campeones del mundo. Eso fue un regalo para mí, porque soy muy futbolera: voy a todos los mundiales. Soy fanática de la Selección y de (Leo) Messi. Lo amo con locura. Es un ser superior.
—¿Te pesa el tema del rating? ¿Cómo ves la televisión hoy?—¿No te gustan?
—En agosto de este año se cumplieron 40 años de La Mary. ¿Qué te generó?
—Ay, sí... Cuando me dijeron: “Se cumplen 40 años de la Mary”, dije: “Pero, ¡Dios mío! ¿Cómo es posible que la vida pase tan rápido?”. Fue bárbaro. La vi en televisión remasterizada. También en el cine. Me llenó de orgullo, porque al final es el libro que yo elegí, el único que elegí y dije: “Quiero hacer esto. Esta mujer soy yo”. Yo sabía que iba a gustar la película porque la historia es increíble. El libro me lo terminé en una noche y quedé enamorada. Y al día siguiente empecé a hacer todo para poder filmarlo y tuve el placer de haber trabajado con Daniel Tinayre.—Nosotras hablamos siempre. Yo la adoro. Nos queremos mucho, mucho, mucho. Es amiga mía y, aparte, es un ser admirable. Me acuerdo cuando empecé que ella enseguida me invitó a la casa a jugar un juego de mesa. Jugaba todos los martes a... No me sale el nombre... Bueno, como sea, enseguida tuvimos muchísima onda. Me acuerdo de que en el verano íbamos a Mar del Plata los tres: Daniel, ella y yo. Teníamos que ir a una playa alejada porque siempre la perseguían los fotógrafos. Ella se indignaba. Y después hacíamos teatro a la noche. Siempre cosas divinas.
—Sí, hablamos. Bueno, desde que estoy viendo la serie “La promesa” hablo menos porque me acuesto temprano para ver cuatro o cinco capítulos. (Risas). Hablamos muy tarde, tipo 2 o 3 de la madrugada: ella también es noctámbula.
—A ella le gusta que le cuente cosas y reírnos. Hablamos del tema del día o de lo que está pasando. Chusmeamos o criticamos a alguien.
—Hace unos días hablaste del presidente Javier Milei, —Sí, me cae bien. Yo le creo. Él anticipó todo lo que iba a hacer y lo está cumpliendo. El tema es que nosotros no estábamos muy acostumbrados a eso. Nunca cumplían lo que decían. Él dijo que el ajuste grande iba a ser este año en el mes de agosto. Pasó. Yo de política no entiendo. Sé que la gente la está pasando mal y es lógico después de lo que nos dejaron, después de lo que hicieron, después de pagar sueldos, sobresueldos y coimas a millones de personas. Y sí, ahora tenemos que estar así.—No quiero opinar porque es un tema como... Yo puedo pensar que él fue un muy mal Presidente, pero no me voy a meter en su vida privada porque ya bastante se ha hablado. No sé qué pasará. La Justicia lo va a decidir.
—No, por ahora no. Yo he hecho más de lo que había pensado que iba a poder hacer, así que solo me queda agradecer todo lo que Dios me dio y el amor de la gente, que eso lo veo todos los días. Me paran en todos lados y me dicen cosas supercariñosas. Si salgo a la calle, en Uruguay, sobre todo, porque hay menos gente que en Buenos Aires, me dicen cosas divinas. Me falta que el domingo me vaya bien y sea un buen programa. Nada más.
—No. Te juro que no. De verdad, cerré esa puerta. Ya está. Ya fui suficiente amada y ya amé demasiado también. Aparte no podría estar con alguien de mi edad. Sinceramente, no. No me gustaría.