Miércoles 15 de Enero de 2025

5 de agosto de 2024

Un llamado especial lo motivó a buscar revancha en los Juegos Olímpicos: la historia de la esperanza argentina del taekwondo y su amigo entrenador

Lucas Guzmán quedó a un paso del podio en Tokio 2020 y luego de unos meses fuera de la disicplina tomó la decisión de llegar a París de la mano de Jorge Álvarez

>Cuando todavía el taekwondo argentino no había ganado su primera y hasta ahora única medalla en la historia de los Juegos Olímpicos de la mano de Sebastián Crismanich y su dorada en Londres 2012, el protagonista de esta historia ya sabía lo que era competir en una cita similar. En 2010, en Singapur, Lucas Guzmán fue uno de los primeros argentinos en participar del estreno olímpico para atletas de entre 14 y 18 años.

“Lo que yo más admiro ahora desde este lado, aparte de las condiciones físicas técnicas, es la constancia que muy pocos la tienen. O sea, por algo lleva tres ciclos olímpicos. Lleva dos clasificaciones a los Juegos, que muy pocos las logran. Tres medallas en los Juegos Panamericanos. A veces se toma poca dimensión de eso, más viendo ahora como entrenador los procesos que llevan los chicos, no solo a nivel país, acá en Argentina, sino a nivel mundial”, le contó Jorge Álvarez a Infobae. El cordobés, que supo representar al equipo nacional como atleta, se conoció con Guzmán y forjaron una relación de amistad que hoy perdura.

¿Cómo fue la decisión de volver a entrenar y apostar por un nuevo ciclo olímpico rumbo a París? “Surgió después de los Juegos, que estuve seis meses parado y él me dijo si quería volver a empezar a entrenar y yo no sabía si tiraba uno más… Ahí me fui incorporando al equipo”, aclaró el atleta que viene de cumplir 30 años el pasado 17 de julio y es múltiple medallista panamericano.

Otro de los cambios significativos que vivió Lucas fue la llegada de su hija Sirín Aitana (o como él la llama “su princesa”) junto a su pareja Bren. “Una experiencia nueva y creo que única. Uno tiene que vivir como para ver lo que se siente. La verdad que feliz, contento, viendo también el crecimiento de ella, tratando de estar siempre. Ahora cada vez que estoy acá trato de volver a casa y volver para pasar aunque sea dos horas con ella, después venir acá, reponer fuerzas y bueno, estar al 100% para cada entrenamiento”, explicó Lucas sobre su nueva vida como padre y el orgullo que le genera.

Serán los 16 mejores taekwondistas del mundo los que estarán en París. Lucas será uno de ellos en su categoría, y las intenciones para el equipo son las mejores. ¿Se puede hablar de una medalla? Eso es difícil. Como cualquier disciplina, existen dificultades a sortear y todo puede suceder. Pero sí hay algo en lo que confía su entrenador Álvarez es en el perfil como atleta de su amigo Guzmán.

- Contame cómo es la vida como papá.

- Bueno, la verdad es una experiencia nueva y creo que única. Uno tiene que vivir como para ver lo que se siente. Estoy feliz, contento, viendo también el crecimiento de ella, tratando de estar siempre. Ahora cada vez que estoy acá trato de volver a casa y volver para pasar aunque sea dos horas con ella, después venir acá, reponer fuerzas y bueno, estar al 100% para cada entrenamiento.

- Yo creo que es al revés. Creo que uno tiene que adaptarse a ella y a lo que quizás a ella le gusta más. Tiene sus mañas, sus cosas y bueno, uno va aprendiendo también a estar más tranquilo cuando uno por ahí está sin un bebé a cargo, como que estás a las corridas. Entonces, ahora con ella como que uno se para más, evalúa más las cosas, saber qué es lo mejor para ella porque se cansa más, se pone un poco fastidiosa cuando hay mucho viaje, mucho estrés o mucha gente, también.

- ¿Está durmiendo poco o venís bien con ese tema?

- Claramente este es un proceso totalmente diferente a lo que pasó antes de Tokio. Primero, a nivel panamericano fue parecido. Habías ganado la medalla de oro en Lima y después ya sabemos lo que pasó con la pandemia, que se postergaron los Juegos y fue muy difícil. ¿Cuán diferente fue el proceso camino a París con lo que sucedió en Tokio?

- Yo creo que con el tiempo uno va tomando conciencia de algunas cosas y va madurando y disfrutando más el proceso, porque cuando uno es chico como que quiere los resultados y que todo suceda. Ahora, para llegar a ese momento hay un montón de obstáculos, hay un montón de malos torneos, obviamente de buenos también, pero yo creo que me llega en una etapa en la que estoy un poco más maduro y con la experiencia de ya haber participado en unos Juegos Olímpicos, y la verdad que eso es lo que me también me da un poco más de tranquilidad y seguridad. Sé cómo es el camino e ir paso a paso, con paciencia a la meta.

- Después de Tokio, fue un momento difícil para vos. Atravesaste momentos complicados y tuviste la fuerza interior para recuperarte y salir adelante. Estuviste a un paso de ser podio en los Juegos y tras eso pensaste en abandonar el taekwondo. ¿Qué experiencia te dejó todo ese camino recorrido? Esos bajones, esas subidas para estar hoy a las vísperas de una nueva edición olímpica.

- ¿Cómo manejás la ansiedad previa a la competencia?

- ¿Cuánto de especial tiene la relación que han forjado con Jorge, tu entrenador? Fueron compañeros de selección, él dejó de ser atleta para asumir otro rol y rápidamente lograron buenos resultados.

- ¿Cómo esperas que vas a vivir París 2024?

- Siempre cuando me tocó charlar con Paula Pareto me decía que es muy importante, más allá de la relación que ella tenía con su entrenadora, la relación de familia que se había forjado con el resto de las personas con las que ella entrenaba. A vos te pasó lo mismo, los jóvenes te tienen como un ejemplo y ese debe ser importante para el taekwondo argentino y su futuro.

- ¿Cómo esperas volver de París a la Argentina?

Videos y Fotos: Matías Arbotto.

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