16 de abril de 2025
Imputaron a un ex jefe de Policía de Santa Fe y otros subalternos que torturaban detenidos para obtener información

Se trata de Miguel Alberto Aguilar y otros oficiales. Entre los delitos que recaen en su contra, se encuentra asociación ilícita, sustracción de drogas, armas y abuso físico. Hacían operativos sin una orden judicial
El fiscal federal Javier Matías Arzubi Calvo, quien supervisó la investigación, describió la situación como un abuso de poder grave. De acuerdo con su acusación, Aguilar no solo permitió que se llevaran a cabo actos ilegales bajo su supervisión, sino que participó activamente en la obtención de datos mediante la tortura de los detenidos.
A su vez, detallaron cómo, una vez obtenida la información sobre el proveedor, se realizó otro allanamiento ilegal en una propiedad ubicada en Forest al 5600 de Rosario, en el que los agentes involucrados se desplazaron sin orden judicial ni justificación, utilizando vehículos oficiales y actuando de manera clandestina. En este segundo operativo, también se sustrajeron más armas y drogas.
Además de las torturas físicas, las víctimas declararon que los policías revisaron sus teléfonos móviles sin su consentimiento y amenazaron a sus familias para intentar obtener más información. “Nos pegaron y picanearon”, dijo una de las personas que fueron detenidas ilegalmente y añadió que el dolor fue tan intenso que “lloraban y gritaban”, mientras los policías continuaban con las descargas eléctricas.Así, las autoridades ampliaron la imputación sobre los seis subalternos, quienes habrían sido responsables directos de las torturas físicas. Según las pruebas obtenidas, se descubrió que Toledo discutía con otros policías sobre cómo obtener información de forma ilegal, revelando la metodología utilizada en los operativos.
Para profundizar en la responsabilidad de los involucrados, la fiscalía también presentó audios adicionales que muestran a los policías discutiendo con desprecio la condición de las víctimas. En una grabación de septiembre de 2024, Toledo se jactaba de las brutales torturas a las que sometieron a un detenido. Por ejemplo, se lo escucha decir: “Le rompimos la cabeza a pistolazos” y “lo cagamos a palos, con un fierro”, detalles que fueron expuestos durante las audiencias.